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1 Hijos, hagan lo que sus padres les dicen, porque esto es lo correcto. 2 “Honra a tu padre y a tu madre.” Este es el primer mandamiento que tiene una promesa unida: 3 “para que te vaya bien y tengas larga vida en la tierra.”* Citando Deuteronomio 5:16. 4 Padres, no enojen a sus hijos, sino cuiden de ellos, disciplinándolos e instruyéndolos acerca de Dios. 5 Siervos, obedezcan a sus amos en la tierra, con el debido respeto y admiración, haciendo las cosas con sinceridad, como si sirvieran a Cristo. 6 No trabajen simplemente cuando los ven o para recibir aprobación, sino trabajen como siervos de Cristo, haciendo con honestidad la voluntad de Dios, 7 sirviendo con alegría, como si lo hicieran para el Señor y no para la gente. 8 Ustedes saben que todo el que hace lo bueno será recompensado por el Señor, sea siervo o libre. 9 Amos, traten a sus siervos del mismo modo. No los amenacen, recuerden que el Señor en el cielo es tanto su amo como el de ustedes, y él trata a las personas con igualdad, sin favoritismo.
10 Por último, manténganse firmes en el Señor, y en su poder. 11 Vístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes ante los ataques del enemigo. 12 No estamos peleando contra fuerzas humanas, sino contra poderes y gobernantes sobrenaturales, contra los señores de las tinieblas de este mundo, contra las fuerzas espirituales de maldad que están en los cielos. 13 Tomen las armas que Dios les da para que puedan estar firmes en el día del mal y que sigan en pie aun después de la lucha. 14 Así que levántense, pónganse el cinturón de la verdad, pónganse la coraza de justicia y rectitud, 15 y colóquense el calzado de la prontitud para compartir la buena noticia de paz. 16 Pero sobre todas las cosas, tomen el escudo de la fe en Dios, por el cual podrán soportar todos los dardos de fuego del enemigo. 17 Usen el casco de la salvación, y lleven la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. 18 Siempre oren en el Espíritu al hacer todo esto. Estén despiertos y sigan orando por todo el pueblo de Dios. 19 Oren por mí para decir las palabras adecuadas, y para poder explicar con toda confianza las verdades ocultas de la buena noticia. 20 Soy un prisionero embajador por causa de la buena noticia, así que les ruego que oren para que pueda hablar sin temor, como es debido. 21 Tíquico, nuestro buen amigo y ministro fiel, les dará todas las noticias sobre mí y les explicará todo, para que sepan cómo estoy. 22 Por ello lo envío a ustedes, para que les diga lo que nos ha sucedido y se animen. 23 Paz a todos los cristianos allí, de parte de Dios el Padre y del Señor Jesucristo, con amor y fe en él. 24 Gracia a todos los que aman eternamente a nuestro Señor Jesús.