GRUPOS PEQUEÑOS SALUDABLES
Capítulo 6
Realmente no sé cómo se le puede llamar al deseo de iniciar un ministerio de grupos pequeños en la iglesia. Podría llamársele: desafío o aventura. Tal vez sea las 2 cosas a la misma vez, o quizá todo va a depender del que lo inicia. Por lo pronto llamémosle: Aventura.
Hay tres conceptos claves cuando vamos a iniciar un trabajo o un ministerio de grupos pequeños saludables. Estos son: Visión, Misión y Valores, elementos de los que no podemos desprendernos, pues nos sirven de marco referencial en la ruta hacia nuestros objetivos y metas. Veamos el primero de ellos:
Una sencilla definición de visión -con la que concuerdo- es la
siguiente: “Ver lo que Dios quiere hacer y hacerlo conforme a sus
propósitos”. Esta definición me agrada porque nos invita a mirar a través de los ojos de Dios. Pero, ¿Cómo es la visión de Dios? Fíjense en estas dos expresiones bíblicas: “Dios amó tanto al mundo…” (Juan 3:16). Luego, miren lo que Jesús les dice a sus discípulos: “Así que vayan y hagan seguidores en todas las naciones…” (Mateo 28:19). Así que el primer punto que deseo destacar es que la visión de Dios es una visión de mundo. Antes de que se acuñara el concepto “globalización”, ya hacía miles de años un humilde judío natural de una pequeña aldea llamada Nazaret había establecido ese concepto a sus seguidores. Ya Cristo estaba mirando el mundo cubierto de sus enseñanzas.
En Mateo 9:36 encontramos otra manera que tiene Dios de ver el mundo: “Cuando Jesús veía a todos los que le seguían, sentía compasión por ellos pues estaban agobiados e indefensos. Eran como ovejas que no tienen pastor”. La visión de Dios también es de compasión. Entonces el reto para los hijos de Dios es que tengamos una visión global y compasiva. Al parecer, ambos elementos de la visión son fáciles de entender, mas no es así en la práctica.
Hay una anécdota que suelo contar cuando hablo de visión. Se trata de un humilde ganadero que tenía unas vacas que se les habían puesto flacas
debido a una repentina sequía en el lugar donde estas pastaban. El pasto no estaba totalmente verde y las vacas ya no querían comérselo. Al ganadero le urgía que las vacas se comieran el pasto que, aunque comenzaba a dar muestras de sequedad, todavía mantenía su valor nutritivo. Sólo necesitaba aguantar unos pocos días más hasta que el tiempo de lluvia llegara a su región. De modo que, de alguna manera, este hombre se ideó y creó unos lentes con cristales verdes y se los colocó a sus vacas. El ganado entonces comenzó a ver el pasto verde y a comérselo. El ingenioso ganadero se libró de la ruina.
¿Qué elemento cambió el triste desenlace que tendría esta historia?
¿Cambiaron las vacas? No. ¿El pasto? Tampoco. Cambió la visión. Las vacas comieron el mismo pasto, pero ahora lo veían de una forma diferente. Dios desea cambiarnos los anteojos para que veamos al mundo con sus lentes. Que podamos ver la inmensidad de posibilidades que existen a pesar de nuestras percepciones e interpretaciones de las cosas que están frente a nosotros. Dios siempre nos hace la invitación a mirar “los campos que están blancos para la siega”… Muchas veces no podemos librarnos de algunas situaciones de amenazas ni riesgos, ni tampoco podemos emprender cosas nuevas porque estamos viendo sólo la superficie de los
obstáculos. Como creyentes, Dios nos va a invitar para que veamos salvación en lugares donde lo que hay es perdición, a ver esperanza donde hay desesperanzas y a ver posibilidades donde no hay nada.
Hace poco estaba en un culto en una linda iglesia ubicada en la Ave. San Vicente de Paul en la capital de República Dominicana. El salón estaba completamente lleno y la adoración alcanzaba alturas sublimes. Cuando pregunté por el origen de la iglesia, mi amigo Daniel Oscar, ministro dominicano de la Iglesia de Dios, me contó la historia de la congregación. El edificio de la iglesia funcionaba como una discoteca. El pastor Santiago Poinciano se percató del daño espiritual y social que causaba la discoteca Las Vegas a miles de jóvenes que se reunían allí semanalmente. Junto a un grupo de creyentes, el pastor comenzó a orar y a interceder por el lugar y por las personas que lo frecuentaban. La visión de contemplar en aquella discoteca un lugar de adoración se apoderó del pastor y de los hermanos. Decidieron ponerle ruedas a la visión y alquilaron la discoteca por un día para un evento especial. Las fuerzas del mal fueron cediendo y lo que parecía una locura se fue convirtiendo en una realidad vibrante. Prevaleció la visión del pueblo de Dios sobre aquel lugar. Hoy día allí está establecida
la Iglesia Tabernáculo de Adoración, una iglesia que ministra con poder el evangelio y que está en un rápido crecimiento. La visión nos permite echarle una mirada al futuro y verlo con los ojos de Dios.
Hace un par de años me encontraba en la ciudad de Chicago en una reunión ministerial con líderes de Latinoamérica. Decidimos ir a un culto de la iglesia de Willow Creek Community Church en South Barrington, Illinois, que trabaja exitosamente con los grupos pequeños. Justamente, ese mes estaban inaugurando su nuevo templo con capacidad para miles de personas. Esta iglesia tiene una visión muy fuerte hacia los grupos. Ellos quieren: “Convertirse en una iglesia donde nadie esté solo” y consideran que los grupos pequeños son una herramienta para la comunión de los hermanos y el cuidado pastoral de sus miembros.
Otra iglesia veía el ministerio de grupos pequeños como una red de
hogares donde estaban representadas todas las urbanizaciones de su ciudad. Ellos veían este ministerio como la manera de dar a conocer la esperanza y la fe en medio de su ciudad que se caracterizaba por la violencia. Otra iglesia, por su parte, decía: “Dondequiera que la gente se reúna, allí vamos a establecer grupos pequeños”.
El autor Stephen Covey expresa lo siguiente: “Comience con el fin en mente”. Este hábito del liderazgo personal indica la necesidad de comenzar las cosas con un claro entendimiento de su dirección y destino deseados.
Este autor sostiene que las cosas son creadas dos veces y da como ejemplo la construcción de una casa. Antes de comenzar la construcción, se dibuja un plano, esa es, dice Covey, “la primera creación”. Posteriormente, se construye la casa propiamente, esa es la segunda creación. En los proyectos con grupos pequeños ocurre igual: la primera vez, usted define lo que desea lograr, posteriormente diseña todas las partes del proyecto para lograr el objetivo.
Noé tuvo la visión de construir un arca cuando nadie entendía que era necesaria. Moisés tuvo la visión de libertar a su pueblo de la esclavitud egipcia cuando las posibilidades de lograr esa hazaña eran muy remotas. Nehemías tuvo la visión de levantar los muros de Jerusalén que estaban derribados al igual que la moral y la espiritualidad de ese pueblo. Los líderes de iglesias que aspiran a trabajar con grupos pequeños deben poseer la visión de expansión y crecimiento utilizando este método de ministración.
Hermano, levante su rostro y abra sus ojos, es tiempo de cosecha.
¿Puede ver lo que Dios desea hacer en su ciudad y en su país? Escriba su visión y sueñe con grandes metas. “Si Dios ha puesto un deseo en su corazón, acepte la presencia de ese deseo como juramento de Él de que usted puede llevarlo a cabo y entréguese de lleno a realizar la visión. Si no cumple usted con ello, podrá estancarse en su vida personal, su espíritu se sentirá conturbado y adoptará una actitud crítica. Una visión dada por Dios es una tremenda responsabilidad. El cumplimiento de ella puede llevarle a unas alturas fantásticas en su servicio a Dios y a sus semejantes. El no cumplir con esa visión, además, privará a otros del liderazgo que precisan”. John Edmun Haggai (“El Líder”).
Muchas iglesias usan frases de impacto para comunicar la visión y la dirección a las congregaciones. Estas frases se convierten en poderosos “gritos de batalla” que mueven las personas hacia metas u objetivos. En una ocasión, mientras pastoreaba la Iglesia Kerygma en Puerto Rico, establecimos la frase: “Los cuarenta de los cuarenta”, como un grito de batalla para una meta del año. La congregación, que tenía como unos veinte grupos en la Red de Grupos Pequeños, cumplía cuarenta años de
establecida. Así que pusimos la meta de alcanzar los cuarenta grupos pequeños en ese aniversario de su fundación. De ahí “Los cuarenta de los cuarenta.
Estas frases deben estar bien explicadas y comprendidas por la congregación para que sean efectivas. Es interesante señalar que el término “meta” significa “cambio”. Cuando establecemos una meta estamos buscando provocar un cambio.
También podemos tener visión sobre las personas. Una vez compartía un saludo en una pequeña congregación de un joven pastor. Este amigo
está plantando una nueva iglesia en una comunidad hispana en Estados Unidos y mis palabras de introducción fueron referentes a la visión que tuve de él cuando sólo tenía doce años de edad. En aquel tiempo estábamos en la misma iglesia, él era un adolescente y yo pertenecía al grupo de jóvenes. Al observar un día al adolescente sentí el toque de Dios que me dijo: “Haré de él un pastor y ministro”. A partir de ahí comencé a ver a este niño como un ministro. Luego el Señor me dio la oportunidad de ayudar a este joven en su formación ministerial y hoy está realizando un buen trabajo como pastor en la Florida.
Fijémonos en la visión que tuvo Bernabé de Saulo. Mientras que las
demás personas veían en Saulo una amenaza seria para la iglesia, Bernabé estaba viendo el tremendo líder que la iglesia necesitaba en ese momento histórico de persecución. Saulo había cruzado las líneas de la oposición al grupo de los perseguidos donde estaba la familia de Dios. Muchos de los creyentes de las iglesias miraron la antigua vida de Saulo y sus acciones destructivas contra las iglesias. Si hubieran prevalecido esas actitudes se hubiera echado a perder la obra que Dios había hecho en la vida de este hombre, ya que, de seguro, Saulo se hubiera alejado del núcleo de la iglesia.
Bernabé veía un valiente predicador que se atrevería a hacerle frente a las amenazas contra los cristianos y que haría una buena apologética de la fe naciente. Si Pablo es considerado como el gran misionero de la iglesia, fue porque realmente Bernabé tuvo un buen olfato del potencial de este gran hombre. “Cuando primero leemos cuidadosamente los pasajes del libro de los Hechos, encontramos que parece ser Bernabé y no Pablo quien realmente era líder del equipo misionero”(Manual del ISI Módulo 4).
Una vez está clara la visión entonces se puede edificar una estructura
que fomente y ejercite esos ideales. En mi experiencia como entrenador de líderes de iglesias que se inician en el trabajo con grupos pequeños, he visto que es muy fácil iniciar los primeros dos ó tres grupos para evangelizar o discipular. Sin embargo, las iglesias, en términos generales, enfrentan gran dificultad en tener una visión para aumentar el número de grupos.
Mientras la visión tiene que ver con lo que visionamos en el futuro, en cambio, la misión es lo que hacemos para alcanzar esa visión. Es decir que la misión involucra los pasos concretos para llevar a cabo la tarea que nos permite alcanzar o realizar la visión. “Una visión sin una tarea es sólo un sueño”, dice una máxima. Es ahí cuando le ponemos ruedas a la visión.
Veo la misión como los puntos de acción. Tiene que ver con la manera en que organizamos lo que hacemos, el calendario y los recursos que necesitamos para el trabajo. Visión sin misión es ilusión. Visión sin contar con Dios es ambición.
Un ejemplo de misión de una iglesia que usa los grupos pequeños es el de la propia Iglesia Willow Creek. Su misión dice así: “Buscamos relacionar personas en grupos de cuatro a diez que se reúnen regularmente con un propósito en común y bajo la dirección de un líder capacitado que los ayuda a crecer hasta parecerse a Cristo y que provee intencionalmente un ambiente para relacionarse, crear comunidad y formarse espiritualmente”. (“Cómo liderar Pequeños Grupos que transformen vidas”, pág. 21). La Fundación MIES, organización que ayudó en la publicación de este libro, tiene una misión definida así: “Buscamos los recursos de Dios y los colocamos estratégicamente en los lugares donde Dios está obrando, equipamos a los líderes cristianos con literatura bíblica, y colaboramos económicamente con quienes están recogiendo la mies alrededor del mundo.” La Iglesia Kerygma tenía como misión: “Aquí amamos a Dios, servimos al prójimo y cumplimos la Gran Comisión”. Pastor o líder que está deseando usar los grupos pequeños como método
de trabajo en su iglesia, escriba una misión que defina con claridad lo que
Dios ha puesto en su corazón para hacer.
Hay valores bíblicos que son comunes para todos, pero también hay algunos valores organizacionales que varían dependiendo de los criterios personales de quienes lideran. Los valores bíblicos no se cambian, pero los valores organizacionales son negociables. Por ejemplo, para algunas iglesias es un valor la multiplicación y el crecimiento. Pero para otras no, argumentando que prefieren la calidad y el control de las cosas.
Como las iglesias, también los grupos pequeños saludables funcionan
con ciertos principios. A continuación diez valores claves que pudieran ser usados para construir un ministerio de grupos pequeños saludables.
1. Oración. El componente de la espiritualidad desde el punto de vista cristiano estará claramente establecido como uno de los propósitos de la reunión. Declararemos que Jesucristo es el Señor.
2. Transparencia. Las personas se expresarán sin necesidad de
esconder las cosas.
3. Confidencialidad. Se practicará la discreción y los miembros estarán informados.
4. Escuchar empático. Las personas serán atendidas en sus planteamientos y necesidades y se mostrará interés genuino en sus situaciones de vida.
5. Confianza. La reunión será en un tiempo y espacio en el que las personas podrán estar sin temor y donde podrán expresar sus emociones con franqueza.
6. Rendición de cuentas. Se darán tareas y las mismas deberán ser realizadas. Las personas reconocerán que la reunión no es una guardería infantil.
7. Desarrollo. Cada grupo tendrá su currículo de acuerdo a su
nivel de desarrollo. Es de esperar que las personas vayan madurando en su carácter cristiano y su vida espiritual.
8. Multiplicación. En toda reunión se hablará no sólo del crecimiento o desarrollo personal de los presentes sino también se presentará la tarea con los de afuera.
9. Responsabilidad. Cada uno deberá ser responsable en cuanto a cumplir con los horarios, reuniones a tiempo y reportes informativos de los grupos.
10. Aceptación. Las personas que asistan a los grupos serán aceptadas sin prejuicios ni precondiciones.
Ya estamos viendo que el camino para establecer un ministerio de grupos pequeños saludables requiere que se coloque una buena base: poseer una visión, misión y establecer cuáles serán los valores. En la medida que se trabaje con oración, cautela, sabiduría y persuasión, usted podrá hacer que le apoyen para iniciar el camino al establecimiento de este sólido ministerio de iglecrecimiento.
Aunque no lo reconozcan, casi todas las iglesias trabajan con grupos pequeños de una u otra forma. Naturalmente, no todas lo hacen de igual manera y con igual compromiso. En algunas, el grupo pequeño es usado para impartir las enseñanzas de escuela bíblica, en otras son algo añadido a la gama de ministerios que tiene la congregación, en otras, el grupo pequeño es el centro de lo que toda la iglesia y en otras el grupo pequeño es la iglesia.
Aunque existen varios modelos de trabajo con grupos pequeños, en general noto que los que estudian el método los conceptúan en tres grandes categorías:
1. Las iglesias con Grupos Pequeños. Los grupos son un ministerio más de los varios que tiene la iglesia como lo es el ministerio para jóvenes, niños, etc.
2. Las Iglesias de Grupos Pequeños. Los autores Bill Donahue y
Ross Robinson (p.22 en “Los Siete Pecados Capitales de los Grupos Pequeños”) explican este modelo de iglesias así: “Este sistema considera que la comunidad de la iglesia en general es una red de pequeñas comunidades que procura la madurez espiritual de los integrantes. Por lo tanto, el concepto de grupos pequeños penetra todas las áreas de la iglesia a través de esas comunidades”. Este modelo persigue que cada integrante se conecte con la iglesia a través de su comunidad.
3. Iglesia- Célula- En este modelo la iglesia es la célula y la célula es la iglesia. Es decir, la célula es igual a una iglesia pequeña. Los hermanos se congregan en la célula todo el tiempo y sólo cuando se le requiere, se reúnen en la congregación para
eventos una vez al mes o para la celebración. Este modelo puede parecerse un poco al de las Iglesias de Grupos Pequeños, pero tiene sus diferencias principalmente en la expectativa de que en este no se espera que las personas lleguen al templo.
Sin embargo, cabe destacar que los expertos en el tema de grupos pequeños afirman que no hay una única manera correcta de hacer grupos pequeños. Lo importante es que las iglesias definan con claridad cómo los van a usar y que los grupos sean capaces de llenar las necesidades de todos sus integrantes y los de las personas que van a ministrar. Tampoco es el propósito de este libro favorecer un modelo sobre el otro. Cada iglesia, pastor y líderes sabrá cuál modelo le resulta más conveniente o atractivo. En este libro hablamos mayormente del grupo pequeño per se y de la importancia de su funcionamiento saludable para dar base a un ministerio de grupos pequeños saludables.
En la iglesia de Willow Creek usan el modelo de iglesia con grupos pequeños. Sin embargo, ellos mismos reconocen: “Pero este modelo tal vez no sea lo mejor para su iglesia. El pecado capital aquí no está en elegir un modelo diferente al nuestro. El error consiste en no desmenuzar profundamente este tema hasta estar en condiciones de ofrecer un
enunciado definido de lo que se pretende logar, a fin de que toda la congregación entienda dónde encajan los grupos pequeños dentro de la visión y estrategia general de la iglesia”. Donahue y Robinson (pág.19).
Una vez se decida si es una iglesia con o iglesia de grupos pequeños
o iglesia-célula, se podrá constituir la estructura y los tipos de informes a usarse. Dependiendo de la elección que se haga, será la ruta a tomar. Cabe señalar que no es lo mismo iniciar un grupo pequeño que iniciar un ministerio de grupos pequeños. En este último caso hay muchas más cosas que hacer. En palabras de James C. Collin y Jerry I. Porras en “Empresas que Perduran”, dirigir un grupo pequeño sería “dar la hora” mientras que desarrollar el ministerio de grupos pequeños sería “construir el reloj”.
El grupo pequeño per se tiene una estructura interna y unos procesos
para llevarse a cabo de determinada manera, como ya hemos visto en los capítulos anteriores. Tener y mantener un conglomerado de grupos pequeños requiere cierta pericia y capacidad, requiere construir y seguir construyendo el ministerio hasta que éste funcione casi como una máquina. Esto es lo que hará que los grupos puedan expandirse y multiplicarse. El desafío mayor es poder desarrollar una estructura capaz de sostenerse a
pesar del tiempo y los retos que intrínsicamente subyacen en la construcción de todas las organizaciones.
En forma general hay dos visiones de los sistemas de grupos: Mecánico y Orgánico.
En el Mecánico se invita a la adopción de un modelo íntegramente. Es decir que se caracteriza por el clonaje de un molde único que busca ser reproducido con exactitud y no da espacio a la adaptación. Estos modelos son reconocidos porque ejercen un control absoluto tanto en el proceso como en el contenido de lo que se hace en el ministerio de grupos. Sólo busca el cumplimiento del programa, lo cual se constituye en logro para este sistema. Una objeción a este modelo es que choca con la idea de que Dios ha creado la diversidad y se deleita en ella. Es decir, que no es correcto pensar que el ser idéntico es una meta de Dios para el hombre.
El sistema Orgánico es más abierto. Toma en cuenta el contexto y la cultura de los individuos. Las personas son sujetos y no objetos. El trabajo no representa una carga que se debe cumplir sino que se hace con gozo. La confianza está puesta en lo que Dios puede hacer y no en lo que nosotros podemos hacer. En este modelo se sobreentiende que Dios está primero y nosotros en segundo lugar. Mientras que en el sistema Mecánico se busca
controlar, en el Orgánico se busca capacitar para edificar a la gente. Al ser más abierto, se abre la puerta a la obra del Espíritu Santo.
En este punto me refiero específicamente al pastor, a la Junta de Gobierno o Junta de Ancianos o Consistorio y a los principales líderes de la iglesia. Estos líderes deben tener la misma visión de trabajar con los grupos pequeños.
Comencemos con la figura del pastor: El éxito del trabajo con los grupos pequeños viene acompañado del endoso y del convencimiento pleno del pastor de la iglesia sobre este método. Es por eso que el pastor debe dedicar tiempo para educarse sobre el tema, leer buenos autores que presenten el ministerio de manera balanceada, asistir a conferencias sobre ministerios de grupos pequeños y visitar iglesias que trabajan con grupos pequeños. Primero que nadie en la iglesia, el pastor debe involucrarse hasta conocer a plenitud el ministerio y sus ventajas. Hay pastores que sienten miedo a dejar que otros participen junto a él del cuidado de las
personas. Al establecerse el fundamento del trabajo de los grupos pequeños se disipan los miedos y las inseguridades.
No podemos afirmar que conocemos totalmente lo que piensan las personas que están a nuestro lado, pero al menos podemos conocer lo suficiente para saber con quién contamos para recibir el apoyo en la implementación del método de trabajo y para ir conformando un equipo básico de líderes. Tomar en cuenta la opinión de los líderes influyentes es importante porque con ellos es que vamos a trabajar. Los principales líderes de la iglesia y los pastores deben ser los que originan la visión de trabajo de la congregación. De ellos depende la ruta que tome la iglesia en su estrategia de evangelización, discipulado y crecimiento. A ellos también les corresponde desarrollar la visión. El pastor va a necesitar muchos líderes alineados detrás de él con el mismo compromiso y visión que él para alcanzar las metas establecidas.
De algún modo, todas las iglesias conocen algo acerca de los grupos pequeños porque constantemente se reúnen en grupos en la escuela bíblica u otras instancias. Sin embargo, los grupos pequeños como ministerio para
llevar a cabo la capacitación, desarrollo, evangelización, discipulado, crecimiento u otros propósitos no necesariamente son entendidos por los asistentes a las reuniones mayores de los cultos. Las iglesias que se forman desde sus comienzos con los grupos pequeños pueden perdurar prácticamente toda su vida con ellos. En cambio a las iglesias con estructuras más tradicionales les puede tomar tiempo adaptarse a este sistema y la actitud hacia el crecimiento no siempre es positiva. Uno pudiera pensar que todos en la iglesia desean el crecimiento de su membresía, pero la realidad es que no siempre es así. Algunas personas dentro de la congregación se sienten amenazadas con la llegada de los nuevos. Esto puede conllevar ciertos cambios en la iglesia y los cambios les asustan porque los sacan de zonas cómodas. También les asusta, por ejemplo, que hablen de nuevos edificios con más espacio por lo que se oponen abierta o solapadamente las ideas de compra o adquisición de nuevos espacios de reunión.
El trabajo del pastor es arduo. Tendrá que ayudarles a captar la visión usando estudios bíblicos y planificando con ellos. Algunos estudiosos del iglecrecimiento han identificado el Síndrome de Pionero como un elemento de resistencia al crecimiento. Pero, a pesar de que el proceso resulte más lento de lo que se pensó, recomiendo fuertemente pasar un buen tiempo
enseñando, persuadiendo y educando a la iglesia y sus líderes para asegurarnos que tenemos a todos los que necesitamos a bordo del avión antes de despegar. Algunas iglesias están atascadas en la puerta de salida del inicio del ministerio de los grupos pequeños porque alguien importante dentro de la congregación no se ha querido subir a bordo.
Jesús preguntó: ¿Se puede echar vino nuevo en odres viejos? No. Pues hay que buscar odres nuevos. Los procesos de crear cultura o cambiar culturas no son tarea fácil, pero tampoco son imposibles. La cultura es como un imán que hala y crea una tensión dentro de los líderes y la congregación especialmente en iglesias con estructuras, muy tradicionalistas e inflexibles. El poder de una cultura no debe ser tomado a la ligera. Son raíces muy profundas que deben ser revisadas cuidadosamente y se requiere pericia para llevar a cabo dichos cambios.
Recuerde que cuanto más grande la iglesia, más tiempo le tomará convencer a los líderes y a las personas para que acepten un nuevo enfoque de trabajo. Observe los inmensos barcos trasatlánticos cuando van a hacer un giro en su dirección. Tienen que ir lentamente cambiando el curso girando hacia el lado que buscan hasta que obtienen el nuevo rumbo. En cambio, las embarcaciones pequeñas pueden hacer un giro casi de inmediato hacia cualquier lado que deseen sin muchos contratiempos. Así también deben ocurrir los cambios en las iglesias. Mientras más grandes
sean las iglesias más lentos deben hacerse los cambios. Recuerde que no se trata de imponer sino de persuadir.
No es igual el trabajo de educación interna en una congregación con mucho tiempo de establecida que el que se hace en una iglesia que recién se está plantando. Tampoco es igual la educación y la preparación en una iglesia con doscientas personas que una con cincuenta personas. Mientras más grande sea la iglesia, más tiempo toma la preparación y el proceso de asimilación de la cultura de grupo pequeño, así como le toma más tiempo y requiere más cuidado tomar una curva cerrada a un gran camión de arrastre que a un vehículo liviano.
Convencer a los miembros de las bases bíblicas, históricas y los grandes
beneficios que el método de grupos pequeños tiene para la iglesia es una tarea que debe realizarse en esta etapa. Para que las personas puedan trabajar con pasión, determinación y en equipo, deben estar convencidas de que lo que están haciendo está correcto y tiene respaldo de la Palabra de Dios. Hay personas confundidas con la estrategia de las células y temen relacionarse con cualquier cosa que se le asemeje. En los primeros capítulos incluimos las bases bíblicas, históricas y prácticas del uso de los grupos pequeños para aclarar estos temores.
Y es que la visión y el compromiso no debe ser sólo del pastor y de unos pocos líderes, también debe ser compartida con todas las personas que asisten a la congregación. Las personas en la iglesia deben ser sensibilizadas y preparadas para el ministerio de grupos pequeños. Deben saber y conocer las ventajas para la iglesia de tener grupos pequeños saludables y su importancia como método. Es formar la cultura de uso de los grupos pequeños. Esto se logra educando a la iglesia. Un ingrediente importante en ese proceso de educación y formación en la misión de una congregación es la importancia de la movilización de todos los creyentes en la tarea misional. Es la explicación y comprensión del sacerdocio universal de cada creyente que recupera Lutero. Todos, y no unos pocos debemos participar en la tarea de hacer discípulos por todas partes del mundo. (Ilustración VISION+LIDERES+CONGREGACION=MOVILIZACION)
Imagínese un auto que sólo puede moverse con un 10% de la capacidad de su motor, pero que tiene que recorrer una enorme distancia para darle la vuelta al mundo y alcanzar su destino. Tomará muchos años en cubrir la ruta. Hoy día tenemos el gran dilema en nuestras iglesias. Por alguna razón, la mayoría de las personas que asisten a nuestras iglesias sólo lo hacen de una manera pasiva. La iglesia del Nuevo Testamento se movía en
un 100 % por tal razón el resultado de su trabajo era espectacular y tenía un gran impacto con los de afuera. Los grupos pequeños en las iglesias ayudan en la movilización de creyentes en la evangelización y el discipulado.
1. ¿Qué razones presentar para motivar el cambio de su iglesia hacia un modelo de ministración a través de los grupos pequeños?
2. ¿Cuál es la visión con el ministerio de los grupos pequeños?
¿Qué pueden hacer los grupos en su iglesia? ¿Qué obstáculos cree que encontraría para poner en práctica este modelo en su iglesia local?
3. ¿Cómo reclutar las personas que asistirán a los grupos?
4. ¿Quiénes liderarán estos grupos?
5. ¿Qué cuentas van a rendir los grupos y los líderes?
6. ¿Cómo va a comunicar la visión para reclutar nuevos líderes?
Ayudarle a comenzar los grupos pequeños y mantenerlos saludables es el objetivo de este libro. Esto requiere de mucho esfuerzo, reuniones de
planificación, entrenamiento, evaluación, pero más que nada requiere de mucha oración. Vamos a ponerlo de esta manera: El éxito del ministerio de la iglesia con grupos pequeños depende de una intercesión constante. El pastor y sus líderes deberán pasar buenos tiempos de oración por el ministerio de grupos pequeños. Esto es así porque el inicio y desarrollo de este ministerio es una labor que depende de los elementos espirituales más que de ninguna otra cosa. Le adelanto que más de una vez se preguntará si vale la pena seguir con este sistema de trabajo por lo exigente que puede ser, sobre todo en los comienzos del establecimiento del método. Es por eso que la oración debe ser parte del estilo de vida de la iglesia con grupos pequeños. Cada grupo pequeño que se forma es un milagro de Dios. Muchos proyectos de las iglesias no funcionan porque no son acompañados con oración y los grupos pequeños no son la excepción.
La oración tiene la capacidad de quebrantar toda obra de las tinieblas permitiendo así que muchas vidas vengan al conocimiento de la verdad del evangelio. El reino de Dios crece y se expande por todo el mundo con mayor facilidad mediante la oración.
Dos ejemplos de iglesias con poderosos ministerios de grupos
pequeños que practican la oración como arma espiritual son las iglesias
Elim en San Salvador y el Centro Familiar de Adoración (CFA) en Asunción, Paraguay. Los pastores Mario Vega y Emilio Abreu, pastores de Elim y del CFA, respectivamente, son hombres con profundas vidas de oración que han impartido, primero con sus ejemplos, un modelo a seguir para sus congregaciones y para todos los que los hemos conocido personalmente. He tenido el privilegio de visitar ambas iglesias y compartir con sus líderes, y también comprobar que la vida de oración es una práctica muy común en ambas congregaciones.
La Iglesia Elim es la más grande de El Salvador y una de más grandes
en todo el mundo con más de 120 mil miembros. El Centro Familiar de Adoración inauguró hace unos pocos años un precioso templo con capacidad para más de 10 mil personas y ha establecido otras iglesias en
diversas ciudades estratégicas de la tierra guaraní.
Existen varias razones en las Escrituras para llevar a cabo la oración; además, de la situación que vive el mundo lo. La intercesión quebranta los obstáculos que impiden a los no cristianos venir a Cristo. Según 2 Corintios
4:4 la oración:
1. Quita la ceguera espiritual
2. Destruye la apatía e indiferencia
3. Destruye la incredulidad
4. Quebranta al apego al pecado
5. Trae convicción de pecado
No importa el tamaño de la iglesia, si coloca como prioridad la oración experimentará un crecimiento. En una ocasión conversaba con un pastor cuya iglesia estaba experimentando un crecimiento en su membresía por primera vez en diez años. Él había tratado anteriormente de poner en práctica algunas formas para traer el crecimiento a su congregación, pero ninguna le había dado resultados durante toda esa década. En vez de crecer, había ocurrido todo lo contrario, su membresía había estado menguando. Pero decidió regresar a una base bíblica para desarrollar la obra de Dios. Comenzó a abrir el templo a las 5:00 de la mañana para orar. Invitó a varias personas que lo acompañaran. Comenzó con quince hermanos. La dinámica de la iglesia cambió. Las conversiones comenzaron a ocurrir. La iglesia comenzó a crecer. Los grupos pequeños crecieron y se multiplicaron.
Jesús, antes de escoger a los doce, pasó la noche orando. No está mal pasar un buen rato orando a la hora de escoger los líderes que van a trabajar en el inicio y en el desarrollo del ministerio de grupos. Antes de
toda decisión importante en el establecimiento del ministerio ora, ora y vuelve a orar.
Aunque es cierto que el propósito general de los grupos pequeños no se aleja del propósito de la Iglesia, según 2 Corintios 5:18-20 donde se nos dice que Dios busca, salva y hace crecer a su pueblo mediante el proceso de la reconciliación, también es cierto que las funciones de la iglesia al igual que la de los grupos cobran diversas formas de expresión. Hay decenas de libros de grupos donde se resalta un propósito sobre otros o donde se mencionan una amplia variedad de propósitos. Para efectos de este libro hemos reducido a cinco los propósitos específicos de los grupos y los hemos resumido con el acróstico PESCA (tomado de “Iglecrecimiento Integral”). Los estrategas, el pastor y los líderes deben identificar y decidir cuál de los cinco tipos de grupos van a usar.
Donahue y Robinson (pág. 30) dicen: “El establecimiento de un
propósito definido para la iglesia, la dirección en que se mueve el grupo pequeño y el cumplimiento de todo esto en la congregación requiere una
ética de trabajo similar a la de un profesional universitario”. Estos dos autores van más allá al señalar que “la verdadera tarea comienza cuando se pone de manifiesto y se confiesa el pecado de no tener objetivos definidos del ministerio. Pero aquí está la buena noticia. Cuando se determine el propósito de los grupos pequeños, se estructure en función de metas específicas, se percibirá una energía desbordante”.
El propósito, como hemos dicho, puede ser:
Puede haber grupos para cada uno de estos propósitos o una combinación de ellos. La importancia de tener una definición específica es que ayudará a mantener el enfoque en el plan de trabajo hasta alcanzar las metas cualitativas que se busca en la formación de las personas que asisten a los grupos. Tómese en cuenta también que algunos de los grupos pueden evolucionar. Por ejemplo, un grupo de evangelización puede convertirse en uno de discipulado. O uno de discipulado puede evolucionar para
convertirse en uno de servicio. Como hemos dicho, un grupo puede tener más de un propósito, sin embargo, siempre un propósito será más dominante y claro que el otro. El énfasis puede variar de grupo en grupo. Paso 7- Escoja el contenido de los estudios en los grupos.
Este es un paso medular. Lamentablemente es muy grande el desfase entre las necesidades de las personas que estamos ministrando y los materiales que escogemos para ellos. Por usar una analogía: Puede darse el caso de que un día la enseñanza que se usa en la reunión de grupo es de nivel de primaria y la misma reunión la siguiente semana es con material de nivel de secundaria. La mejor literatura para llevar a cabo los estudios bíblicos es la Biblia misma. En este libro recomendamos altamente capacitar a los líderes de grupos en la forma del Método de Estudio Inductivo con el cual se puede estudiar toda la Biblia. Hemos dedicado todo un capítulo para explicar ese método que creo que, por mucho, es superior a todos los que conozco. Pero este método requiere entrenamiento y mucha práctica por parte del líder.
No obstante, muchas personas se inclinan por usar materiales ya preparados por lo que sugiero cuatro criterios básicos para seleccionar los
temas de las enseñanzas que serán usadas en las reuniones de los grupos. La literatura debe ser:
1. Eminentemente Bíblica. Mejores que comentarios, recomendaciones, consejos u opiniones del pensamiento humano, la literatura debe tener un fuerte énfasis en la Palabra de Dios. Recuerde que usted está formando discípulos de Jesús.
2. Materiales Adecuados. Deben ayudar a las personas según el
propósito del grupo. No es escoger un tema por escogerlo, cada tema debe responder a una etapa, nivel o secuencia del estado en que se encuentran las personas que asisten a las reuniones.
3. Relevantes. Lo que contiene debe tener relevancia en la vida
práctica de los miembros del grupo. Así los miembros notarán su gran valor a lo que aprenden.
4. Accesibles. Los precios deben estar al alcance de las iglesias.
Algunas iglesias desarrollan la estructura de los grupos por afinidad ya sea por edades, intereses o necesidades. Así las cosas, puede haber grupos de personas solteras, matrimonios, jóvenes, niños, estudiantes, personas que tienen preguntas sobre su vida espiritual, etc. Las iglesias pueden buscar cualquier punto de interés que haga que las personas se conecten. La idea es que la iglesia alcance las personas allí donde ellas están y casi todas las personas tienen algún tipo de afinidad. Lo importante es contar con líderes adecuadamente preparados y capacitados para hacerse cargo responsablemente de cada grupo que se forme.
Es común también formar los grupos pequeños por zonas geográficas. Por lo general, las familias prefieren mantenerse en la misma zona debido a la posibilidad de establecer mejor relación con la comunidad. Cuando comenzamos la Red de Grupos Pequeños en la Iglesia Kerygma, escogimos cuatro lugares representativos de los cuatro puntos cardinales de la ciudad. Luego, la estrategia era tener un grupo pequeño en cada urbanización o zona residencial de la ciudad.
El que no planifica, planifica su fracaso, dice el refrán. Elija un sistema de planificación con el que se sienta más cómodo. Recomiendo una sencilla manera de planificar conocida como el Ciclo de la Planificación. Lo aprendí de un profesor hace muchos años en mi tiempo de formación universitaria en el campo de la comunicación. Esta forma sencilla tiene una fácil aplicación con sus cinco preguntas clásicas: ¿Dónde estamos? ¿Por qué estamos ahí?, ¿Dónde queremos estar? ¿Cómo podemos llegar ahí? y la pregunta de evaluación: ¿Estamos llegando? Una vez se termina este primer ciclo, se regresa a la primera pregunta y se repite el proceso. Le invito ver como ejemplo en el apéndice el caso de una iglesia que utilizó el Ciclo de la Planificación. El poder mirar la iglesia en sus procesos históricos y conocer su impacto en el presente ayudará a mirar hacia el futuro. Para llevar a cabo el Ciclo de la Planificación se debe preparar una reunión donde se contestarán las preguntas. Esta reunión es clave por lo que debe invitarse a las personas que trabajan en ministerios que se relacionen con el evangelismo, educación, trabajo social y adoración para que participen desde un principio. Algunas de las respuestas a las preguntas: ¿Dónde queremos estar? y ¿Cómo podemos llegar ahí? se convertirán en un plan de trabajo para la iglesia.
La Red de Multiplicación ofrece en su página de Internet una valiosa herramienta de evaluación de la iglesia llamada “Tómele el Pulso a su Iglesia”. Como parte de esta prueba se les invita a los líderes de la iglesia a diseñar la Línea Histórica de la congregación. Este ejercicio ayuda a colocar a la iglesia en su contexto histórico y sirve mucho para analizar los hechos importantes del pasado de la iglesia que explican las situaciones del presente de la iglesia.
Algunas personas, como yo mismo, preferimos trabajar con un plan piloto, es decir, una implementación experimental de la estrategia de grupos pequeños antes de poner en marcha todo el plan. La idea es hacer un ensayo y ver las cosas que surgen en la acción viva y percatarse de aquellas cosas que no habían sido previstas para mejorarlas.
En la Iglesia Kerygma tuvimos las primeras reuniones de práctica en
cuatro hogares para ver cómo los líderes se desenvolvían antes de lanzarnos a hacer la invitación de nuevas personas. Esa práctica nos dio más confianza para cuando iniciamos las reuniones abiertas.
Esta pregunta, aunque sencilla, es determinante poder responderla lo más claro posible. Requiere que haya consenso, es decir que la decisión que se tome debe contar con el apoyo de todos. Algunos piensan en añadir más cultos al programa de reuniones de la iglesia, otros pueden pensar en sustituir algún culto o reunión de la semana. Muchas iglesias eligen sustituir algún culto en la semana, quizá el de menor asistencia, para, temporalmente, llevar a cabo las reuniones experimentales de los pequeños grupos. Cuando se elige esta opción recomiendo que se presente como parte de una iniciativa evangelística, de oración por las casas, de cuidado de las familias de la iglesia, de servicio a la comunidad y no necesariamente se debe anunciar oficialmente un cambio radical del programa de la iglesia. El cambio no puede ocurrir aún porque todavía la congregación está en un proceso de experimentar y probar.
Otras congregaciones seleccionan días fuera del programa de la iglesia para las reuniones. Personalmente creo que si se le añade otro día al programa de la iglesia siempre se corre el riesgo de que menos personas participen reduciendo las probabilidades de éxito de la prueba. Hay muchas opciones y formas, por lo que la cultura de la iglesia y el contexto en el que viven las personas va a ayudar en la toma de la decisión final.
Reitero, lo más importante es la voluntad de los participantes y el compromiso con el ministerio naciente de los grupos pequeños.
Es mejor dar énfasis a la función del grupo y sus beneficios y no al cambio de programa. Es importante que durante esta etapa se pueda documentar los resultados del plan en términos de asistencia total a los grupos, asistencia de invitados, líderes movilizados etc., con el propósito de comparar los mismos con la reunión habitual de la iglesia si hubiese sido la reunión en el templo.
Algunas personas temen evaluar. Gálatas 6:4: “Así que, cada uno someta a prueba su propia obra…” Salmo 26:2 “Escudríñame, oh Jehová, y pruébame; examina mis íntimos pensamientos y mi corazón”.
Esa comparación debe ser, por mucho, satisfactoria y motivadora. La iglesia escuchará los testimonios de los líderes, anfitriones, nuevos creyentes, etc. y después la iglesia debe decidir si va a seguir trabajando con el modelo de grupos pequeños. Esta mera comparación confirmará a muchos la ventaja de los grupos pequeños sobre la reunión de semana en el local de reunión. Esto animará a la congregación a seguir llevando a cabo el plan de evangelización a través de este método y querrán expandir el
uso de los grupos pequeños. Recuerdo que cuando hicimos la comparación en la Iglesia Kerygma de la asistencia en las reuniones en las casas y la asistencia de personas en un culto regular en la iglesia, la asistencia en las reuniones caseras logró superar la de los miércoles en la iglesia por más del 50 por ciento.
Recuerde que mientras más grande y antigua sea la iglesia, más tiempo le tomará implementar la visión de trabajar con cualquier método evangelístico, incluyendo los grupos pequeños. Es en este punto donde muchos pastores y líderes fracasan al lanzarse con poco tiempo de preparación a intentar cambiar la cultura de una congregación hacia un modelo de ministrar a través de los grupos pequeños.
Ese primer grupo de líderes que usted entrenó y envió a abrir grupos,
se irá ampliando a medida que el trabajo vaya avanzando y otros se acoplen a la visión del nuevo método. Es interesante saber que con este grupo ya se puede ir pensando en un plan de trabajo más amplio. Por ejemplo, se les puede asignar que comiencen a delegar a los co-líderes la tarea de dirigir el grupo actual o que los envíen a abrir su propio grupo.
Hay libros que sugieren como modelo algunas maneras en que iglesias han implementado el ministerio de grupos basado en ciertos números específicos para la cantidad de personas por grupo. Algunos han sugerido grupos de cinco, grupos de doce o grupos de diez. Mi recomendación es que sea usted mismo quien cree su propia forma, ya que lo que funciona en un lugar no necesariamente funciona en otro. Si está clara la idea de que lo más importante es reconocer que las personas van a necesitar cuidado y atención y que una sola persona, en muchos casos, el pastor, no podrá hacerlo solo, adelante con su propia definición.
Donahue, en “Cómo liderar grupos pequeños que transforman vidas
comenta” (pág.14) dice: “La capacidad de una iglesia para proporcionar un toque personal a menudo se pierde cuando crece. Una iglesia pequeña de sesenta y cinco miembros que alcanza a treinta personas para Cristo ahora debe asimilar a esas personas, alimentarlas en la fe y proporcionar atención contínua para sus necesidades personales. Ahora, con noventa y cinco miembros es necesario que la atención se divida entre muchos, y no entre pocos. Diez grupos pequeños con líderes aprendices harán de esta iglesia un lugar de más vida, mayor atención y de un toque más personal. Cada persona se sentirá atendida si nadie tiene que atender a más de diez
personas, incluso el pastor podría dedicarse a cuidar y atender a los diez
líderes.”
Aunque prefiero usar el nombre de grupo pequeño en vez de célula para evitar que surjan algunos prejuicios, la realidad es que el comportamiento de los grupos puede semejarse al de la multiplicación de las células. Recientemente escuché una nueva forma de luchar contra el cáncer en la sangre y contra la diabetes. Se llama terapia celular. La noticia mencionaba que el tratamiento consistía en insertar a los pacientes algunas células madre que rápidamente pudieran seguir reproduciéndose y así sustituir a las células cancerosas. Es sorprendente cómo estas células madre están ayudando a pacientes de diabetes, a quienes le han transplantado médula ósea, a librarse de amputaciones.
Imagínese una iglesia que no crece por las diversas enfermedades
que padece. Imagínese uno o varios grupos pequeños saludables dentro de esa congregación. Eso podría ser el comienzo de la sanidad y la revitalización de una iglesia debilitada por los conflictos y el desánimo. Una o unas cuantas células madre podrían representar la diferencia para una iglesia, entre seguir viviendo o seguir muriendo.
La realidad es que hay iglesias que están muy débiles y que no parecen encontrar la ruta hacia la salud integral. ¿Por qué no pensar en comenzar el ministerio de grupos como células madre? Creo que muchas iglesias podrían ser revitalizadas con células madre. Estas iglesias podrían comenzar con un primer grupo bien dirigido y fuertemente establecido para de ahí reproducirse y multiplicarse hasta formar un ministerio de grupos pequeños saludables. ¿Necesitaremos ‘terapia celular’ para nuestras congregaciones enfermas?
(Ilustración Jesús y los doce (Célula Madre)
Ahora vamos a compartir algunas recomendaciones generales para iniciar un ministerio de grupos pequeños en su iglesia.
Hay iglesias ya establecidas que han decidido comenzar el ministerio con las personas nuevas que se allegan a la iglesia, debido a la falta de visión de los creyentes que forman parte de la congregación. Comoquiera, va a requerir inversión de tiempo y capacitación, pero siempre el resultado será emocionante y muy fructífero. Esa travesía les brindará tanto a los pastores
como a sus líderes tremendas oportunidades para generar el crecimiento de la iglesia y promover el desarrollo espiritual y bíblico de los miembros. Destaque las ventajas de los grupos pequeños
Durante los entrenamientos del Proyecto Felipe de Liga Bíblica, se le suele pedir a los creyentes que mencionen las ventajas de trabajar en grupos pequeños con relación a grupos grandes, y es común que mencionen decenas de ventajas y beneficios tanto para los participantes como para la congregación, entre ellas:
1. Las personas tienen mayor participación en los temas bíblicos.
2. Desarrollan más líderes en la iglesia.
3. Hay más confianza entre las personas que participan.
4. Se hace mejor uso del tiempo.
5. Hay mejor comunicación entre las personas.
6. Se logra un mejor compañerismo.
7. Se puede hacer un mejor seguimiento.
8. El lugar de reunión es más fácil de conseguir por el tamaño reducido del grupo.
9. Hay mayor flexibilidad.
10. Es más fácil y rápido conseguir un consenso.
A pesar de que le hemos sugerido varias veces en este libro que toma bastante tiempo desarrollar el ministerio de grupos, algunos pastores prefieren los comienzos agresivos. Pues, si usted es uno de esos líderes impacientes a los que les gusta ver resultados rápidos, déjeme darle una idea para comenzar.
1-Organice una actividad evangelística, que puede ser
una campaña o cruzada con algún evangelista reconocido, cruzada de Semana Santa, concierto, etc.
2-Prepare su congregación por lo menos con 6 meses de antemano en oración por el evento y organice sus ujieres para poder documentar correctamente las personas que acepten al Señor como Salvador.
3-Durante esos 6 meses inicie los entrenamientos en la
iglesia, dedique predicaciones, prepare la estructura de supervisión de grupos, escoja los líderes, co-líderes y anfitriones y capacítelos en el método.
4-Cuando termine el evento masivo, dé inicio el
seguimiento con grupos pequeños en las casas de estas
personas con los líderes ya entrenados. Siga las instrucciones y recomendaciones de este libro.
Después de esto, póngase a correr porque le espera mucho trabajo con el entrenamiento de los nuevos líderes, velar para que la parte de los informes esté al día, y sobre todo, que haya buen cuidado de los líderes. ¡Ah! Y no me hago totalmente responsable de lo que le pase. Realmente el ministerio de grupos pequeños toma un buen tiempo construirlo y mantenerlo, pero todas las experiencias son buenas en los procesos de aprendizaje.
Algunas personas se preguntan cómo se abre una iglesia a través de grupos pequeños. Los grupos pequeños han sido una poderosa herramienta para iniciar nuevas iglesias. Un líder inicia un grupo pequeño en una casa o lugar determinado y éste crece gradualmente. Luego, estratégicamente, prepara a otros líderes para formar y dirigir otros grupos pequeños. Cuando alcanzan 5 ó 6 grupos, éstos son reunidos en un mismo lugar para tener el culto público. Ahí se anuncia el nacimiento de la nueva congregación, se
anuncia el nombre de la iglesia y el horario de las reuniones. Se recomienda altamente que la nueva iglesia siga trabajando con el método de los grupos pequeños para que no adopte la idea de que ser creyente significa sólo asistir a una iglesia.