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Reposo de Dios y del creyente
Por tanto, temamos, no sea que permaneciendo aún la1 promesa de entrar en su reposo2, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzadoA. Porque en verdad, a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva, como también a ellos; pero la palabra que ellos oyeron1 no les aprovechó por no ir acompañada por la fe en2 los que la oyeronA. Porque1 los que hemos creído entramos en ese reposo, tal como El ha dicho:
Como jure en mi ira:
no entraran en mi reposoA”,
aunque las obras de El estaban acabadas desde la fundación del mundoB. Porque así ha dicho en cierto lugarA acerca del séptimo día: Y Dios reposo en el septimo dia de todas sus obrasB; y otra vez en este pasaje: no entraran en mi reposoA. Por tanto, puesto que todavía falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes antes se les anunció la buena nueva no entraron por causa de su desobediencia1A, Dios otra vez fija un día: Hoy. Diciendo por medio de1 David después de mucho tiempo, como se ha dicho antes:
Si ois hoy su voz, no endurezcais vuestros corazonesA.
Porque si Josué1 les hubiera dado reposoA, Dios no habría hablado de otro día después de ése. Queda, por tanto, un reposo sagrado para el pueblo de Dios. 10 Pues el que ha entrado a su reposo1, él mismo ha reposado de sus obrasA, como Dios reposó de las suyasB. 11 Por tanto, esforcémonos por entrar en ese reposo, no sea que alguno caiga siguiendo el mismo ejemploA de desobedienciaB.
Poder de la palabra de Dios
12 Porque la palabra de DiosA es vivaB y eficazC, y más cortante que cualquier espada de dos filosD; penetra hasta la división del alma y del espírituE, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir1 los pensamientos y las intenciones del corazónF. 13 Y no hay cosa creada oculta a su vista1A, sino que todas las cosas están al descubierto2 y desnudasB ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.
Jesús, el gran sumo sacerdote
14 Teniendo, pues, un gran sumo sacerdoteA que trascendió1B los cielos, Jesús, el Hijo de DiosC, retengamos nuestra fe2D. 15 Porque no tenemos un sumo sacerdoteA que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotrosB, pero sin pecadoC. 16 Por tanto, acerquémonosA con confianzaB al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.
1 4:1 Lit., una 2 4:1 I.e., de Dios A 4:1 2 Cor 6:1; Gál 5:4; Heb 12:15 1 4:2 Lit., pero la palabra oída 2 4:2 Muchos mss. dicen: por no estar ellos unidos por la fe con A 4:2 Rom 10:17; Gál 3:2; 1 Tes 2:13 1 4:3 Algunos mss. antiguos dicen: Por tanto A 4:3 Sal 95:11; Heb 3:11 B 4:3 Mat 25:34 A 4:4 Heb 2:6 B 4:4 Gén 2:2; Ex 20:11; 31:17 A 4:5 Sal 95:11; Heb 3:11 1 4:6 O, incredulidad A 4:6 Heb 3:18; 4:11 1 4:7 O, en A 4:7 Sal 95:7, 8; Heb 3:7, 8 1 4:8 Gr., Jesús A 4:8 Jos 22:4 1 4:10 I.e., de Dios A 4:10 Apoc 14:13 B 4:10 Gén 2:2; Heb 4:4 A 4:11 2 Ped 2:6 B 4:11 Heb 3:18; 4:6 A 4:12 Jer 23:29; Ef 5:26; Heb 6:5; 1 Ped 1:23 B 4:12 Hech 7:38 C 4:12 1 Tes 2:13 D 4:12 Ef 6:17 E 4:12 1 Tes 5:23 1 4:12 O, juzgar F 4:12 Juan 12:48; 1 Cor 14:24, 25 1 4:13 I.e., de Dios A 4:13 Sal 33:13-15; 2 Crón 16:9 2 4:13 O, abiertas B 4:13 Job 26:6 A 4:14 Heb 2:17 1 4:14 Lit., pasó a través de B 4:14 Ef 4:10; Heb 6:20; 8:1; 9:24 C 4:14 Mat 4:3; Heb 1:2; 6:6; 7:3; 10:29 2 4:14 O, confesión, o, profesión D 4:14 Heb 3:1 A 4:15 Heb 2:17 B 4:15 Heb 2:18 C 4:15 2 Cor 5:21; Heb 7:26 A 4:16 Heb 7:19 B 4:16 Heb 3:6